Rúben Amorim salvó la cabeza del Manchester United con un penal polémico, de penal y sobre la bocina. El equipo de Old Trafford, que se dejó empatar en dos ocasiones frente a Burnley, solo encontró el camino hacia la victoria en el minuto 96 gracias a un tanto desde los once metros de Bruno Fernandes en la Premier League.
El portugués, que venía de fallar un penal contra Fulham, arregló otro desastre en Old Trafford en una semana agitada. El United, como suele acostumbrar, se metió en problemas, con el empate ante los londinenses y la eliminación en Copa de la Liga contra Grimsby Town, equipo de cuarta división.
Pese a que era un partido para recuperar sensaciones y conseguir el primer triunfo de esta liga, el United no lo hizo fácil. Los ‘Diablos Rojos’ comenzaron bien, encontrando espacios y con ocasiones en los pies de Bryan Mbeumo, pero se adelantaron con una jugada rocambolesca que dejó a todos perplejos.
La mala noticia fue la lesión de Matheus Cunha, que no duró ni media hora sobre el campo. El United consiguió llegar con el empate hasta el descanso pero deberían haber matado el partido. En un contraataque, Amad Diallo falló una muy clara con el portero vencido y lo pagaron en la segunda parte.
Primero Lyle Foster remató completamente solo entre seis defensas del United para poner el 1-1. Nada más sacar de centro, en apenas 15 segundos, Mbeumo marcó a placer tras un jugadón de Diogo Dalot por la banda: 2-1.
Para completar la montaña rusa, ocho minutos después Jaidon Anthony devolvió la igualdad al cazar un pobre rechace de Bayindir, que volvió a ser titular por delante de André Onana. Los de Rúben Amorim habían perdonado y lo estaban pagando hasta que el propio Anthony les dio vida en el minuto 93.
Cuando agarró a Diallo para evitar que se metiera dentro del área, Sam Barrott en principio no pitó el penal, pero cambió de idea cuando le llamó el VAR. Tras varios minutos de incertidumbre, señaló la pena máxima y Bruno Fernandes, que hace seis días mandó a las nubes un penal contra Fulham, no falló.