Julius Baer presentó su barómetro global de family offices 2025, revelando que solo un 40% de los ultra ricos o ultra high network cuentan con una oficina familiar. Las razones principales son los costos y la complejidad en administrar un family office. Las familias recurren a gestores patrimoniales para acceder a servicios similares sin asumir total operativa.
En América Latina, la definición de objetivos estratégicos es prioritaria al establecer estructuras de oficina familiar, con un 56% de las respuestas, frente al 30,5% global. El estudio recopiló visión de más de 2.500 expertos y familias, indicando un cambio generacional en las prioridades ultra ricos.
Por primera vez, “construir un legado familiar” se destacó entre los tres temas más relevantes. Esto refleja el relevo generacional en muchas empresas familiares, especialmente en Oriente, donde los patriarcas y matriarcas miran hacia una impronta duradera y basada en valores.
La estabilidad política se mantiene como preocupación clave para las familias ultra ricos, impulsada por conflictos regionales y dinámicas de poder cambiantes. La fragilidad se percibe cada vez más globalmente.
En inversión, la diversificación sigue siendo principal, con más del 80% manteniendo vínculos en múltiples jurisdicciones. Los mercados privados lideran preferencias, con cerca del 35% de portafolios destinado a activos como private equity, venture capital, crédito privado e infraestructura.
Las preocupaciones por riesgos políticos se extienden fuera de regiones volátiles, mostrando una percepción cada vez más global.