Gonzalo Winter cerró su campaña en el centro de Santiago, enfatizando lo construido desde Arica a Punta Arenas. Durante su discurso, valoró la lealtad de los militantes del Frente Amplio que, a pesar del invierno, mostraron “el calor de nuestras convicciones”. Agradeció especialmente a su familia, en particular a su pareja y a su hijo, cuya generosidad fue tanto su soporte emocional como fuente de inspiración. Reconoció al partido por entregársele el honor más grande y a los equipos de campaña que sacrificaron tanto por esta causa.
En su alocución destacó la importancia de las primarias bajo el liderazgo de Gabriel Boric, afirmando haber logrado dar a Chile un bloque progresista cohesionado. Definió su proyecto como una “mirada colectiva”, nutrida por lo escuchado a padres, vecinos y compatriotas. Rechazó imposiciones, no buscando educar a otros pensando que están equivocados, sino inspirándose en compartir el país que soñamos.
Advirtió sobre valores amenazados por una lectura individualista, la del “vivo” y la discriminación. Frente a esto, afirmó: “nos rebelamos todos los días. Ese no es el Chile que quiero dejar para nuestros hijos”. Crítico con quienes no les importa la desigualdad, denunció la concentración de poder en una puñada de personas que concentran riqueza y toman decisiones. Propuso transformar la economía extractivista con industrias de valor agregado y educación científica, señalando: “los bienes que exporte Chile deben agregar valor al cobre, litio o madera”.
En el mismo cierre de campaña, Winter condenó firmemente la situación en Palestina. Con cada célula de su cuerpo condenó el genocidio e invasión ilegal de Israel, reafirmando: “queremos paz, pero al genocidio se le debe llamar genocidio”. Acusó a la derecha de extremar discursos para aprovecharse del miedo en seguridad. Aseguró que ayer afirmaban que narcos no hacían transacciones bancarias; hoy caen 250 cuentas del Tren de Aragua, añadiendo que protegen evasores de impuestos, cómplices por omisión del narcotráfico.
Gonzalo Winter reconoció cambios en el país. Pasamos de manifestarnos en el estallido a encerrarnos en pandemia; de impulsar una Constitución a aliviar la preocupación porque la ultraderecha no la destruyera. Pidió evitar autocomplacencia, señalando: “no seamos una izquierda burocratizada incapaz de soñar”. Invitó a votar pensando en los héroes anónimos: el profesor que se deja la piel, la familia que organiza un bingo para operar a su abuela. Miremos de frente al futuro. ¡Que viva Chile!