En este análisis, se discute la posible reapertura del comercio durante el Viernes Santo, en contravención a lo que tradicionalmente ha sido una jornada de cierre.
Este cambio surgió desde grandes tiendas como Falabella y Ripley, quienes decidieron abrir sus puertas al público después de más de dos décadas, generando controversia tanto entre los trabajadores como la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
Los críticos sostienen que el cierre del sector retail durante este día es un “derecho adquirido”, debido a su constante práctica.
Para responder a esta situación inédita, diputados de Chile Vamos presentaron un proyecto legislativo declarando al Viernes Santo como un feriado irrenunciable. Este planteamiento apunta a respetar la libertad de conciencia y culto, alegando que sus efectos económicos serían mínimos.
No obstante, el gremio del comercio ve esta propuesta con cautela, calificándola como “populista” e incluso “oportunismo electoral”.
Falabella y Paris han informado a sus empleados sobre los planes de apertura, aunque ofrecen variar las condiciones para facilitar la decisión.
Trabajadores veteranos recibirán un día extra de descanso si participan en reuniones informativas.
El presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), José Pakomio, advirtió que cualquier medida legal sobre el tema requiere un diálogo más profundo y un análisis de sus efectos económicos. Enfatizó que Chile es un estado laico, por lo que las políticas deben basarse en criterios técnicos y sociales, no en creencias religiosas.
Además, los aspectos cristianos del Viernes Santo se han incorporado a esta discusión, con trabajadores señalando que este día se debe dedicar al recogimiento y reflexión.
Pakomio también criticó lo que ve como una legislación apresurada de los parlamentarios, especialmente en el contexto electoral.
Este panorama pone en evidencia la tensión entre tradiciones laborales y políticas económicas, así como la influencia religiosa en debates sociales.