El tema de la desigualdad de género en el mercado laboral ha sido un asunto recurrente en los últimos años.
Según una reciente edición del informe Doble Click Económico, elaborado por la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) e Icare, la académica y economista Francisca Pérez analizó el impacto de la desigual distribución de tareas domésticas y de cuidado en las brechas laborales.
Según la última Encuesta Nacional sobre Uso de Tiempo para Chile, las mujeres que participan en el mercado laboral dedican 4,8 horas diarias a labores domésticas y de cuidado del hogar, mientras que los hombres solo emplean 2,9 horas en dichas actividades.
Este desequilibrio se refleja en la vida corporativa: mientras que un 13% de los hombres en cargos directivos son los principales responsables del cuidado de sus hijos, el porcentaje sube a 52% entre las mujeres. Pérez argumenta que esta doble carga recae principalmente sobre las mujeres, dificultando su entrada y progreso en la fuerza laboral.
Las mujeres tienden a optar por ocupaciones con jornadas más cortas donde no es necesario estar en la oficina todo el tiempo, lo que reduce la presión de los plazos y permite un mejor manejo del ritmo de trabajo.
Macarena Pérez, presidenta del círculo de Economía y Finanzas de Icare, señala que, aunque las mujeres representan más del 50% de estudiantes en universidades y escuelas técnicas, no están igualmente representadas en la fuerza laboral. “No es solamente un problema de techo de cristal; se pierden a lo largo de toda la escalera laboral”, explica.
Para aumentar la participación de las mujeres en el mercado laboral, particularmente en posiciones de liderazgo, el informe sugiere que la flexibilidad laboral no siempre es la solución. Aunque medidas como la Ley del Teletrabajo buscan promover modelos de trabajo más flexibles, estas no eliminan los costos asociados a la falta de presencia física y constante disponibilidad.
La evidencia muestra que las mujeres que optan por trabajos menos exigentes o con mayor flexibilidad terminarán relegadas a cargos de menor responsabilidad y sueldo. En contraste, quienes pueden cumplir con largas jornadas de trabajo o estar disponibles 24/7 son premiadas proporcionalmente.
Por tanto, Pérez asegura que medidas como la Ley de Sala Cuna Universal deben ir acompañadas de un cambio cultural que permita apoyar el doble esfuerzo que hacen las mujeres en sus hogares y en su vida laboral.