La historia comienza con Mauro Camoranesi, un futbolista argentino que jugaba para el Club Atlético Aldosivi en la Liga Regional Argentina.
En 1994, a la edad de 18 años, se encontró en una situación violenta durante un partido contra su rival, Alvarado, donde le dio un “planchazo” (una patada fuerte) al lateral izquierdo Javier Pizzo, causándole lesiones graves que terminaron con su carrera como futbolista.
La lesión de Pizzo incluyó roturas de ligamento cruzado anterior, posterior y externo, menisco interno y externo, cápsula de la rodilla y tendón del bíceps.
Después de varias operaciones y un largo proceso de recuperación, Pizzo se interesó en estudiar derecho.
Finalmente, se convirtió en abogado y comenzó a trabajar como tal. Sin embargo, su experiencia como futbolista lo llevó a sentir una gran amargura hacia Camoranesi, quien no se disculpó por la lesión que le causó.
En 2008, Pizzo presentó demanda contra Camoranesi, quien estaba jugando para el equipo italiano de la Juventus en ese momento.
La justicia argentina condenó a Camoranesi a pagarle unos $45.000 a Pizzo por la lesión que le causó.
Aunque Camoranesi apeló esta sentencia, se ratificó en 2011 y él finalmente cumplió con el pago.
La historia termina con Pizzo hablando sobre cómo no esperaba disculpas de parte de Camoranesi, pero sí esperaba un gesto de arrepentimiento público. Sin embargo, ese nunca llegó.
Incluso después de que Camoranesi regresara al fútbol argentino en 2011 y protagonizara dos malintencionadas acciones contra otros jugadores, Pizzo se sentía confirmado en su creencia de que Camoranesi era una persona que tenía este tipo de situaciones..