El Banco Popular de China (BPC) planea recortar las tasas de interés en 2025, lo que sería un giro histórico hacia una política monetaria más ortodoxa.
Esto se debe a la desaceleración del mercado inmobiliario y el riesgo de préstamos indiscriminados sin considerar el riesgo.
El BPC priorizará las tasas de interés sobre los objetivos cuantitativos para el crecimiento del crédito, lo que significa que ya no dará orientación no oficial a los bancos sobre la expansión de sus carteras de préstamos. Esta reforma se producirá en un contexto económico complicado, con una desaceleración del mercado inmobiliario y tensiones comerciales con Estados Unidos.
El gobernador del BPC, Pan Gongsheng, y sus predecesores han presionado para que los precios de los préstamos se basen en el riesgo en reuniones recientes con funcionarios de algunos de los bancos más grandes de China.
Si el BPC tiene éxito, la política monetaria china comenzará a parecerse al sistema utilizado en Estados Unidos, Europa o Japón.
El banco central también ha comenzado a comprar bonos gubernamentales en el mercado abierto para inyectar dinero al sistema financiero, lo que sugiere una mayor transparencia y coordinación con los mercados financieros internacionales.
La implementación de esta reforma aún no es clara, ya que el gobierno quiere canalizar dinero hacia sectores de alta tecnología y manufactura, lo que es más fácil bajo el viejo sistema de expansión del crédito. El BPC también está bajo presión para reactivar la economía china, y el proceso de cambio puede ser complejo y lento.